La energía eólica es una de las formas más limpias y eficientes de producir electricidad. Aprovecha la fuerza del viento para generar energía de forma sostenible. Aunque desde fuera parezca sencillo, el proceso esconde una ingeniería precisa y fascinante.
- El viento pone todo en marcha
Las palas del aerogenerador están diseñadas como alas de avión. Cuando el viento sopla, hace girar las palas y este movimiento se transmite a través de un eje principal conectado a una multiplicadora que aumenta la velocidad de rotación.
- De energía mecánica a energía eléctrica
Aquí ocurre la conversión clave:
Dentro de la góndola del aerogenerador se encuentra un generador eléctrico. Cuando su eje gira, también lo hace un conjunto de imanes y bobinas dentro del generador:
– Los imanes permanentes o un rotor electromagnético giran junto con el eje.
– Este rotor gira dentro de un estator con bobinas de cobre.
Al girar, se genera un campo magnético variable que induce corriente eléctrica en las bobinas, gracias al principio de la inducción electromagnética (Ley de Faraday).
El resultado es corriente alterna (CA), que luego puede acondicionarse (rectificarse, estabilizarse, adaptarse de frecuencia y voltaje) para ser inyectada a la red eléctrica.
- En resumen:
El viento mueve las palas,
El eje transmite el movimiento a un generador,
El generador convierte el giro en electricidad
La electricidad se adapta y se envía a la red
La clave está en esa transformación invisible pero esencial: convertir la energía mecánica del viento en energía eléctrica utilizable. Un ejemplo perfecto de cómo la física y la tecnología trabajan juntas por un futuro más sostenible.
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